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  viernes, septiembre 08, 2006  
 
 
Les recomiendo que usen tenis =)

Hoy les voy a contar una de las aventuras más grandes que he tenido, desde que llegue a Puebla este semestre sino es que la única. Un día me levanté para irme a la escuela, pero la verdad es que ya era un poco tarde; así es que me cambié deprisa y salí de mi departamento con rumbo fijo a la universidad. Como no sabía que había un camión que me dejaba enfrente de la uni, en esos días me iba en dos camiones, entonces me bajé en una plaza que se llama “Plaza Dorada” para abordar el segundo camión que me dejaría, si no hubiera hecho lo que hice, a una cuadra de mi amada institución. La ruta en la que me iba a la escuela se llama ruta 77; que por cierto días antes ya había chocado contra un poste de luz a bordo de ese camión, en fin. Pero por la desesperación de mi demora no me percate de que el camión al que había subido no era el correcto, en lugar de subirme a la ruta 77 me subí a la 72. No me había dado cuenta de nada porque las dos rutas al principio llevan el mismo rumbo, hasta que de pronto sonó mi celular y era un mensaje de Laura, mi amiga, para decirme que el maestro ya había entrado y que había examen, yo obviamente no sabía nada y no sabía qué hacer; así que antes de bajarme de la unidad revisé mi bolso a ver si podía bajarme y tomar un taxi que me llevaría directo a la escuela. Pero no traía más que dos pesos con cincuenta centavos, y con eso no podía ni abordar otro camión. Entonces vi que en el parabrisas de mi erróneo transporte decía “La noria”, plaza ubicada a unas cuantas calles de mi universidad, y pensé: “Me quedo hasta que pase por La noria y, ahí me bajo y me voy caminando a la universidad”. ¡Qué ilusa soy! Le mandé un mensaje a Laura para decirle que pues no iba a poder llegar porque apenas estaba en el camión y no tenía dinero para un taxi. Ella tan linda como siempre me dijo que era una tonta y que pues ni modo que después hablara, yo, con el profe. Entonces, como no me gusta sufrir demasiado, me propuse disfrutar mi pequeño error, entonces me desviví viendo el paisaje y disfruté tanto de la hermosa ciudad. Ya había pasado más o menos veinte minutos desde que me percate de mi extravío, cuando frente a mí pude observar un letrero que con singular simpatía se despedía de mí y me pedía que regresara pronto a la ciudad de puebla. Podrán imaginarse ese momento, estaba, ahora sí aterrada, entro a una colonia rarísima y enfrente de mí había un letrero que decía “Colonia Maravillas”, en mi vida había oído algo así. No tenía ni idea de que hacía en ese lugar, si cuarenta minutos antes mi destino era la universidad. Pues me aguanté, total en algún momento tenia que llegar a la noria ¿no?, pues... ¿qué creen? no fue así, calles adelante el chofer me dijo que hasta ahí llegaba, y que tenía que desocupar su vehículo, estoy hablando que eran como las nueve veinte de la mañana. Entonces decidí irme caminado a la escuela, total un poco de pierna no le hace mal a nadie. Pero no me imaginaba por que rumbos andaba; y con mis dos pesos no iba a llegar a ningún lado. Empecé a caminar hacia donde pensé que era la mejor dirección. En las primeras dos cuadras me interceptaron dos tipos: el primero para preguntarme dónde estaba la colonia maravillas, y el segundo para preguntarme en dónde tomaba un camión al centro. Al primero lo ayudé con gusto, pues cuadras antes yo había visto el letrero de esa colonia, aunque no supiera ni en que ciudad estaba, si es que estaba en una ciudad. Pero al segundo me fue imposible orientarlo porque yo estaba verdaderamente desorientada. Y así empecé a caminar, y caminar, y caminar, por algo así como una carretera, no había ni banquetas, ni gente, ni casas, sólo pasaban tráilers y carros deprisa; pero nadie se detenía a ayudarme, y bueno a nadie le pedía ayuda. Moría de la pena, pero a la vez me daba risa todo, así es que iba caminado y la vez carcajeándome de mi inconstante suerte. Después de haber pasado por unas vías de tren, y cuando Laura me había mandado como mil mensajes para preguntarme dónde estaba, y decirme que me esperaba en la fuente de la uni, creo que no iba a ser fácil llegar, le mande un mensaje para decirle, penosamente, que estaba perdida y que no tenía idea de donde estaba. Laura se sorprendió y se asustó porque imagínense que lejos andaba para no darme cuenta ni dónde estaba. Entonces me contestó para decirme que le preguntara a alguien en dónde estaba y que ella iba a por mí; pero era imposible hacer que los camiones estacionados, solos y abandonados en esa carretera me respondieran y me dijeran la dirección exacta y hasta cómo llegar a mi casa; así que le dije a Laura que no había a quien preguntarle y que caminaría un poco más hasta que le pudiera decir en donde estaba. Las siguientes cuadras fueron horribles porque pasé por cualquier cantidad de fabricas y los trabajadores se salían de su oficio para gritarme “werita”, “mamita”,”que chula estas”; y esas cosas y por supuesto me daba mucha pena, pero más que eso, me daba mucha pero mucha risa. Seguí caminado por cuadras interminables, eran como las diez y media de la mañana, ya tenía más de una hora caminando por un lugar que ni siquiera estaba segura si pertenecía a la ciudad. De repente empecé a ver a lo lejos, tienditas, y gente caminando, y apresuré mi paso. Vi a mí alrededor y me di cuenta que estaba en un lugar conocido, pero no sabía exactamente que lugar era. Cruce la calle y cuando me di cuenta estaba a una cuadra del Tec de Puebla, escuela en donde estudió el novio de mi amiga Laus y a la que fuimos muchas veces cuando lo ayudamos a recaudar las firmas de su tesis. Entonces me emocioné mucho porque mis piernas empezaban a levantar una huelga en mi contra, y es que un día antes ya había caminado muchísimo, por placer, pero en ese momento de la pérdida mis piernas no estaban de acuerdo en que las explotara de esa forma. Apresuradamente le escribí un mensaje de texto a Lauriux pero antes de mandárselo mi amiguita hermosa, y conste que no lo digo porque me salvó, me llamó y le dije donde estaba. Concordamos en vernos en la cafetería del Tecnológico. Caminé hasta allá, ahora lo digo como si estuviera lejos cuando ya había caminado como mil kilómetros, y llegué al Tec y casi corriendo me fui a la cafetería a sentarme porque de verdad estaba muy cansada. Como a los veinte minutos, más o menos, llegó Laura la abracé, no saben el gusto que me dio verla. Nos fuimos a su coche, le conté como había ocurrido todo y llegamos a la escuela. ¿Saben que fue lo peor?, que ese día sólo tenía esa clase, y no llegué porque me perdí, tuve que caminar demasiado, y al final de cuentas regresarme a mi casita, claro en el camión correcto patrocinado, por supuesto, por Laura. Esa fue mi historia, sé que está larga, pero tiene una moraleja. : Hagan lo que hagan, vayan a donde vayan, pónganse tenis y no unas chanclitas como las mías porque se van a lastimar sus piecitos y nunca saben cuando se pueden perder. Gracias Lauss.

posted by Masheliita&aLex @ 3:06 p.m.  
1 Comments:
  • At septiembre 08, 2006 8:17 p.m., Blogger Maya said…

    jaja tontis eso te pasa por distraida y no llevar suficiente dinero... jaja :P gracias por lo de hermosa... tu si sabes... pero obvio como siempre exageras... jaja :P y no te preocupes...siempre que yo pueda ire a tu rescate... para esos somos las amigas... y espero jamás nunca fallarte... besitosss CIAO :D

     
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