No me olvidé de ti, créelo, trate de perderme entre mis vicios, pero nunca trate de olvidarte. Y hoy he vuelto a escribir sobre ti; para que todos sepan que no fue locura de un día o una noche. Sí, me encuentro de nuevo frente a esta pantalla, que conoce mi rostro más que mi madre, para escribir acerca del ser que más me acompaña y conoce: tú. Es muy difícil explicarle a todos acerca de ti, de nuestra relación, de lo bien que la pasamos juntos; porque todos me escuchan con cuidado, cuando les hablo de ti, pero siento que se burlan que no entienden que estamos juntos. Quizá les hace falta estar a solas un momento, percibir su entorno, para que me entienda. O quizá simplemente les hace falta tener alguien como tú. El otro día le contaba a un amigo anécdotas tuyas, obvio no creyó que fueran ciertas, y le decía que a veces eres lo máximo pero que otras veces quisiera que te separaras de mí, porque siento que me asfixias; y mi amigo me preguntó “¿Cómo se llama?” y me quedé helada yo no se si tengas un nombre, pero no quiero nombrarte, eso significaría encariñarme, amarte, aceptarte, hasta que la muerte nos separe. Y ¿Qué pasa si muero y todavía sigues conmigo?, mejor no te nombro, para qué, tu ya conoces el mío. Después de un incómodo silencio, en el que seguramente el pensó “ahora sí ya le gané a esta loca”, le dije: No sé, pero parece que eso no importa llevamos 19 casi 20 años juntos, y nunca se me ha ocurrido preguntarle. Su confusión creció en ese momento, creo… si no es que aumentó el sentimiento de tener a una amiga demente. Pero pues, tu y yo sabemos que eres real, que no estoy loca… bueno un poco, además quién no lo está. Por eso ángel mío, no te vayas, no vueles lejos de mí, porque eres el único que está ahí siempre, eres el único que me entiende y protege… y si te vas… no, no repetiré eso |
Contrario a mí. Lo nombré y huyó, como quien huye del diablo.