Fue un 10 de Junio, un día normal como cualquier otro de ese mes. Ella salía de una casa que no parecía ser la suya, y en la esquina de esa calle la esperaba el. Cuando se vieron no hizo falta decir ninguna palabra, el lenguaje de la mirada lo había dicho todo. Y es que cuando el amor es como el de aquellos amantes las palabras salen sobrando. Ella se detuvo a mirarlo, y la vista de el se clavó en los labios de su amada; entonces la distancia se hacía cada vez más corta y sin darse cuenta eran uno solo, en esa calle, en esa esquina se besaban sin preocuparse de las miradas implacables de quienes desean un beso así. Iban de la mano caminando, por una calle, y por otra, sin un camino fijo, como si no quisieran llegar a algún lugar. No decían nada, pero los dos pensaban que amaban al otro más que a nada en ese mundo. Ella era la mujer que toda su vida el soñó, y el era el hombre que a ella le quitó el sueño. Ella y el. Ellos. Se sentaron en la banca de un parque, alrededor de ellos otras parejas se demostraban su amor, pero ninguna era como ellos. Después de tanto caminar, ahora sentados en ese lugar entablaron la primera conversación de ese día 10 de Junio. La conversación no era lo importante, porque las palabras de ella discutían con el sudor de las manos de el. El palpitar del corazón de ella era más fuerte que las respuestas de el, era difícil escuchar entre tanta interrupción interna. Después de unas horas dejaron la banca y al final del parque se descubrieron besándose nuevamente con tanta intensidad, que sus cuerpos suplicaban no dejarse nunca. Pero no fue así. El tomó esa calle y se fue dejándola a ella sola en el parque. Ella se dio la vuelta y se fue. Cuando mire el rostro de ella, sabía que la conocía de algún lugar, pero no podía atinar de donde. Tardé mucho en reconocer su rostro enamorado. Pero después la vi triste por no estar con el y al fin supe de quien se trataba: era yo. Volví al parque para perseguirlo a el, verle el rostro y saber de quién se trataba, pero no lo encontré. Me miré fijamente y reconocí ese rostro, el rostro de la soledad. Ahora cada noche, antes de dormir espero volver a soñar con esa escena, y cuando despierto lo hago triste porque no pasó. Me intriga el saber quien era el, que me besaba con tanto amor, y que me miraba con ese amor que hace tanto tiempo nadie me entrega. Pero cuando quiero soñar me emociona el saber que puedo encontrarlo, y cuando se que en mi realidad puedes estar es lo que me hace despertar cada mañana. |
amiigaa!!.. me enkanta lo qe escribess. mas en esta parte del 10 de junio. sabes que me identifico con la fecha y con la historia. mi fecha favorita porqe io conoci al amor de mi vida ese dia.. sigue soñando amigaa algun dia se haran realidad tus sueños. te qiero muchoo y ya veras qe seremos felicess!! jajaja =)