Una cucharadita de amor, dos tazas de perseverancia, un kilo de paciencia otro de tolerancia y uno más de respeto, una barra de optimismo, una latita de paz, un paquete familiar, el colorante que prefiera y una pizca de sal. Así cocinamos una vida llena de valores. Para ponerle sabor a la vida basta crear la mejor receta de amor y valores. No es fácil cocinar algo tan grande como lo es la vida, pero si mezclas bien los ingredientes y prendes a tiempo el horno, tal vez tu vida se cocine sola. No olvides ponerle mantequilla para que no se pegue la injusticia, el odio y el olvido. Recuerda poner la mezcla a fuego lento, y revisarla seguido, no se valla a pasar de cocido o en el peor de los caso a quemarse. Una vez lista, sirve para cuantas personas puedas, de tal forma que contagies a todos con tu receta y más personas se animen a intentarla. El sabor de la vida lo pones tú, es lo más importante, no descuides nunca tu mezcla no valla a ser que alguien le agregue un ingrediente que no tenías contemplado en tu lista. No importa, en verdad, lo qué quieras y cómo quieras preparar tu vida, sólo hazlo y si necesitas algo más búscalo no lo dejes pasar, y si no agrégale canela para un mejor sabor.
|