Pasa en las películas, NO pasa en la vida real No deberían existir historias románticas, si no todos tenemos la oportunidad de vivirlas. Y con esa frase me levanté esta mañana, después claro de darme cuenta que en este mundo después de varios tropiezos el asunto es renovarse o morir. Quizá estén pensando que enfrento una nueva decepción amorosa o algo por el estilo, y siento decirles que no es así, al contrario, estoy súper bien en el amor, no se imaginan cuanto. Vaya hablé de amor sin usar sarcasmos, o estoy explotándolos, no se. En realidad estoy atravesando un muy buen momento en donde mi vida va más allá de las largas horas de tiempo libre que tengo, y todavía muchísimo más allá de lo que la gente piensa que soy y que hago. El problema por el que me decidí a escribir esta vez son esas películas de amor, que me encantan porque soy masoquista, creo, porque si no es así no entiendo porque me torturo viendo como la chica fea se hace hermosa y se queda con el chico guapo, o por qué siempre superan los obstáculos, TODOS, distancia, tiempo, raza, cualquier cosa es nada a un lado del amor. Por qué en esas películas las parejas son perfectas, por qué son complementos, por qué tanto amor, y sobre todo, por qué son tan divertidas. Hace unos días vi por décima cuarta vez, quizá, una película protagonizada por el guapo Ashton Kutcher que se llama “A lot like love”, en español es “Muy parecido al amor” y la historia es hermosa, el conoce a una chica, le gusta se encuentran al tiempo, se separan, se encuentran al tiempo, y así durante seis años y medio y al final se quedan juntos, después de que ella recorre varias camas, y el ni se diga. Y al terminar la película me quede con la falsa esperanza de que algún amor de mi vida, lo será para siempre, y que me lo encontraré cada año o cada dos, y pasando un buen tiempo me quedaré para siempre con el. Pero no he conocido un Ashton, bueno y si lo conozco sólo tonta lo dejo ir. Así mismo, ayer, me deleité viendo “Todo sucede en Elizabethtown” con, el también guapo, Orlando Bloom, y la hermosa Kirsten Dunst, y también es una historia de amor, en donde Bloom interpreta un tipo fracasado en su trabajo que por azares del destino (como siempre) se encuentra con Kirsten, quien es una azafata; y aunque no se enamoraron a primera vista, al menos eso parece, Orlando se olvida del suicidio y decide quedarse con la rubia Dunst quien es más persistente que testigos de Jehová en sábado por la mañana. Y cuando acabó esa película me dije, “claro, tú insiste, ruégale, búscalo, y hazle un mapa súper divertido para que no te olvide.” Pero ni es Elizabethtown, ni soy Kirsten Dunst, entonces fácil, esta historia tampoco es para mí, además ser azafata nunca ha estado dentro de mis planes. Y así he pasado muchas tardes, de mi vida, viendo películas como: Diario de una pasión, mi primer y último amor, un regalo del corazón, diez cosas que odio de ti, orgullo y prejuicio, casanova, serendipiti (señales de amor), y mil y una historia de amor. Sigo esperando cuál es para mí, pero si puedo verlo en la tele, ¿Por qué no puedo verlo en la vida real?, lo divertido es que voy a empezar otra vez, escribiré una nueva historia, y esta vez llegaré hasta al final, lo prometo, aunque para eso tenga que huir, huir de nuevo, como siempre, pero ésta es la última, lo juro. Y cuando vuelva a ver una película sólo sonreiré, sin envidias, sin paradojas, y diré ¡Qué bonita historia de amor, se parece tanto a la mía!, pero lo más importante sin sarcasmos ni ironías, ¿Ya dije que sin envidias? |