A propósito del 14 de febrero, que por cierto, para muchos es un día como cualquiera, yo debo decir que para mí no lo es tanto. Y se que pensarán que mi razón es que comparto ese día con un súper novio que me hace súper feliz. Pero no, esa no es la respuesta correcta, aunque no negaré que lo del novio no sería mala idea, mi vida no gira entorno a hombres, al menos no por el momento. Decía, que a propósito de estas fechas encontré por ahí en mi agenda del año pasado una hoja en la que tontamente describía un amor, y después no se si para no quedar mal conmigo, decía que yo era de esas personas que se enamoran y de repente dejan de hacerlo, así lo dije textualmente, o más bien lo escribí. Pero leerlo se siente tan diferente, no recuerdo cómo me sentía en esa ocasión, pero lo único qué puedo decir es que al leerlo sentí que es verdad. Al final del escrito decía algo cómo que le pedía, me imagino que a Dios, que me ayudara a enamorarme sin dejar de hacerlo, de alguien que también me amara. Pero creo que el hechizo no se ha ido, sigo enamorándome, y lo peor, sigo dejando de hacerlo. No se, de verdad no se qué pasa conmigo, por qué las ilusiones, por qué se rompen, por qué se acaban. Tuve un trovador que cantaba sueños y esperanzas, un amigo que visitaba melancolías y se las robaba, y otro que me regalo muchas cosas y nos la terminaba de agarrar cuando me las arrebató, pero quiero sufrir por ellos y no puedo, dónde quedó el amor, dónde. Es en serio, no lo digo por no querer demostrar algo, o por esconderme, o para quedar mal o bien con alguien; no, no es eso. Tampoco es que ellos se hayan ido, casi estoy segura que los dejé ir, y a veces me doy de topes en la cabeza y muchas más veces creo que fue lo mejor. Ya he culpado a muchos de mis “desgracias amorosas”, pero es hora de tomar responsabilidades y aceptar que no soy buena para esto, como no le he sido nunca (para muestra un botón). Ya no pediré más amores, porque ellos no se merecen ser tan malos, no merecen pensar que me hacen sufrir, cuando la que se lo busca soy yo, y después me descubro disfrutando esa soledad, no, definitivamente no merezco que me amen, no soy mártir, ni buena, no soy fiel ni amorosa, no soy muchas cosas, soy todo y nada, soy la que pierde… pero gana, y no importa lo que sea, pues yo sólo quiero amar…. sin dejar de hacerlo. ¡Qué contradicción, lo se!, también así soy yo. |